Johnny Montalvo Falcón
Perú, año 2000. El pueblo peruano en su
mayoría cree que sigue viviendo en Democracia porque la prensa y la media en
general han servido al régimen más corrupto de nuestra Historia para “distraer”
la atención ciudadana; es el reino de la “telebasura” con los programas de
reality-show en apogeo, con Laura Bozzo como su principal exponente. No existe
división de poderes porque en el Congreso hay una mayoría oficialista y los
votos de la oposición se compran en la famosa salita del servicio de inteligencia,
y en el Poder Judicial la mayoría de jueces obedece los dictados de Montesinos.
El Jurado Nacional de Elecciones está “digitado” desde Palacio de Gobierno, y
los militares han firmado un “acta de sujeción” al estilo nazi para apoyar la
continuidad en el poder del régimen fujimorista (los militares desde los años
70 vienen soñando con un gobierno de 30 años como mínimo). Los empresarios en
su mayoría apoyan al régimen porque derrotó al terrorismo y sentó las bases del
crecimiento económico, además muchos de ellos se reúnen con Montesinos para ver
sus “casos” en la famosa salita del SIN. Todos los poderes fácticos sirven de
sustento al régimen y los programas de ayuda social sirven para incrementar el
apoyo en la base social que aparentemente está contenta con las “dadivas” que
recibe del gobierno. El slogan del gobierno ese año es: “el Perú está en marcha”.
Se ha convocado a elecciones generales, y vuelvo a insistir, como se vienen
realizando elecciones presidenciales cada 5 años, la mayoría de peruanos cree
que se vive en una Democracia.
Las elecciones del año 2000 fueron un “fraude” desde su inicio. La prensa escrita y la televisión sirven al régimen para ir
destruyendo candidaturas. Primero se destruye al exalcalde de Lima Alberto
Andrade, luego se agravia a Luís Castañeda Lossio, y finalmente se trata de
minimizar y ridiculizar a un candidato que viene incrementando su intención de
voto porque es un “outsider”, un político “nuevo”. La gente comienza a pensar
que algo extraño sucede en esta campaña porque resulta muy extraño que todos
los candidatos vayan siendo destruidos por la prensa y que sólo Fujimori
aparezca como el único candidato “serio”, “honesto”, “honrado” y “trabajador”.
Muchos ciudadanos comienzan a dudar y deciden dar su apoyo a ese cholo de
Harvard que quiere ser presidente. Alejandro Toledo aparece en el año 2000
enfrentándose a todo ese “andamiaje” construido por Fujimori-Montesinos durante
casi una década para perpetuarse en el poder. Los resultados de la primera
vuelta en un principio dan el triunfo a Alejandro Toledo. Pero luego, por la
noche, los resultados “cambian” y dan el triunfo a Alberto Fujimori. Aquí comienza
la “gesta” de Alejandro Toledo. Se niega a participar en la segunda vuelta y
desconoce los resultados de las elecciones “fraudulentas” que mantienen en el
poder al régimen fujimorista. La mayoría de países, incluido Estados Unidos,
reconocen la victoria de Fujimori (y para esto no hizo falta ninguna “visita
oficial”, bastó el Fax o un simple “Comunicado Oficial”). La prensa aplaude el
triunfo electoral de Fujimori y se ensaña contra Toledo y su Marcha de los 4
Suyos que trata de impedir la toma de mando de Fujimori. A partir de aquí la
Historia ya es conocida, Alejandro Toledo como un auténtico “David” redivivo,
destruye todo el “andamiaje” fujimorista, un auténtico “Goliat” que es
derrotado por la resistencia pacífica del pueblo peruano y el liderazgo de
Toledo.
Henrique Capriles Radonski, es el
candidato de la oposición venezolana que viene repitiendo, paso a paso, la
gesta de Alejandro Toledo. Como se sabe, Venezuela es un país donde no existe
la independencia de poderes, donde las fuerzas armadas respaldan abiertamente
al régimen, donde el gobierno cuenta con ingentes recursos económicos
provenientes del petróleo que se emplean en el “gasto social” y donde la
libertad de información casi no existe. El régimen “bolivariano” tenía por
finalidad la perpetuación en el poder de Hugo Chávez. Una vez fallecido Chávez,
Nicolás Maduro, a pesar que la Constitución se lo impedía, asume el mando como “delfín”
y postula a la presidencia. Personalmente, creía que su triunfo iba a ser
apabullante, porque aparentemente el “andamiaje” tan bien estructurado por más
de una década tenía un gran sustento en la base social sobre todo por todos los
programas de apoyo social que ha realizado el régimen chavista en los estratos
populares. Me equivoque. El ansia de
libertad es más importante en los pueblos que las “dadivas” que se reciben de
los gobernantes de turno. El pueblo venezolano al votar por Capriles ha
dicho que quiere libertad. Y a pesar que las elecciones no tuvieron
observadores electorales internacionales de la Unión Europea o de la OEA, a
pesar que no existió un acceso igualitario al tiempo televisivo, a pesar de las
amenazas de los grupos bolivarianos en las calles y barrios populares, una
importante parte de la población venezolana ha votado por Capriles. Esto en sí
ya representa un triunfo. El triunfo de Henrique Capriles. Y la Historia de
Venezuela no ha terminado aquí. Así como Venezuela no se ha detenido después de
la muerte de Hugo Chávez, tampoco se detendrá con la investidura de Nicolás
Maduro como presidente de Venezuela con el “aval cómplice” (al decir de Mario
Vargas Llosa) de los gobiernos de la UNASUR. La gesta de Henrique Capriles ha
comenzado. Nicolás Maduro irá perdiendo legitimidad sobre sus gobernantes y el
espíritu de la libertad en los venezolanos no podrá ser detenido ni por las
balas ni por los tanques.
Henrique Capriles ha tenido el valor de
enfrentarse a todo un “andamiaje” construido por más de una década en Venezuela
para la perpetuación en el poder de una supuesta revolución bolivariana que
sólo ha servido para el enriquecimiento de una camarilla política-militar y de un
grupo de empresarios “amigos” del bolivarianismo. El pueblo venezolano, a pesar
del inmenso gasto en “inclusión social” no ha salido de la pobreza y aunque se
cuenta con la “ayuda” de Cuba en los programas sociales de salud y educación,
la pobreza sigue allí, afectando a la mayoría de venezolanos que tratan de “sobrevivir”
aprovechándose del dinero público que el petróleo permite derrochar sin control. La mayoría de
venezolanos no es “chavista”, esta elección lo ha demostrado con creces. A
pesar de haber tenido un gobierno autoritario por más de una década, a pesar de
todo el poder mediático, a pesar de que no existe división de poderes, a pesar
de las cuadrillas de delatores y detractores “revolucionarios” que circulan por
los calles con total impunidad, los venezolanos han demostrado con su voto por
Capriles que están cansados de toda esa “farsa revolucionaria”. El pueblo
venezolano ansia la libertad. Y cuando un pueblo quiere ser libre, no existe
arma alguna que pueda servir para contener ese anhelo. Capriles y Maduro repiten
ese combate Bíblico entre David y Goliat. Al final ya sabemos quién saldrá
vencedor. El desmoronamiento del régimen chavista ha comenzado. Del valor en la
resistencia pacífica que pueda oponer el pueblo venezolano a través del
liderazgo de Henrique Capriles dependerá que todo el “andamiaje” chavista-
recientemente avalado por la UNASUR- quede en el basurero de la Historia.
Lima, 25 de abril de 2013.