viernes, 26 de abril de 2013

EL TRIUNFO DE CAPRILES
Johnny Montalvo Falcón

Perú, año 2000. El pueblo peruano en su mayoría cree que sigue viviendo en Democracia porque la prensa y la media en general han servido al régimen más corrupto de nuestra Historia para “distraer” la atención ciudadana; es el reino de la “telebasura” con los programas de reality-show en apogeo, con Laura Bozzo como su principal exponente. No existe división de poderes porque en el Congreso hay una mayoría oficialista y los votos de la oposición se compran en la famosa salita del servicio de inteligencia, y en el Poder Judicial la mayoría de jueces obedece los dictados de Montesinos. El Jurado Nacional de Elecciones está “digitado” desde Palacio de Gobierno, y los militares han firmado un “acta de sujeción” al estilo nazi para apoyar la continuidad en el poder del régimen fujimorista (los militares desde los años 70 vienen soñando con un gobierno de 30 años como mínimo). Los empresarios en su mayoría apoyan al régimen porque derrotó al terrorismo y sentó las bases del crecimiento económico, además muchos de ellos se reúnen con Montesinos para ver sus “casos” en la famosa salita del SIN. Todos los poderes fácticos sirven de sustento al régimen y los programas de ayuda social sirven para incrementar el apoyo en la base social que aparentemente está contenta con las “dadivas” que recibe del gobierno. El slogan del gobierno ese año es: “el Perú está en marcha”. Se ha convocado a elecciones generales, y vuelvo a insistir, como se vienen realizando elecciones presidenciales cada 5 años, la mayoría de peruanos cree que se vive en una Democracia.

Las elecciones del año 2000 fueron un “fraude” desde su inicio. La prensa escrita y la televisión sirven al régimen para ir destruyendo candidaturas. Primero se destruye al exalcalde de Lima Alberto Andrade, luego se agravia a Luís Castañeda Lossio, y finalmente se trata de minimizar y ridiculizar a un candidato que viene incrementando su intención de voto porque es un “outsider”, un político “nuevo”. La gente comienza a pensar que algo extraño sucede en esta campaña porque resulta muy extraño que todos los candidatos vayan siendo destruidos por la prensa y que sólo Fujimori aparezca como el único candidato “serio”, “honesto”, “honrado” y “trabajador”. Muchos ciudadanos comienzan a dudar y deciden dar su apoyo a ese cholo de Harvard que quiere ser presidente. Alejandro Toledo aparece en el año 2000 enfrentándose a todo ese “andamiaje” construido por Fujimori-Montesinos durante casi una década para perpetuarse en el poder. Los resultados de la primera vuelta en un principio dan el triunfo a Alejandro Toledo. Pero luego, por la noche, los resultados “cambian” y dan el triunfo a Alberto Fujimori. Aquí comienza la “gesta” de Alejandro Toledo. Se niega a participar en la segunda vuelta y desconoce los resultados de las elecciones “fraudulentas” que mantienen en el poder al régimen fujimorista. La mayoría de países, incluido Estados Unidos, reconocen la victoria de Fujimori (y para esto no hizo falta ninguna “visita oficial”, bastó el Fax o un simple “Comunicado Oficial”). La prensa aplaude el triunfo electoral de Fujimori y se ensaña contra Toledo y su Marcha de los 4 Suyos que trata de impedir la toma de mando de Fujimori. A partir de aquí la Historia ya es conocida, Alejandro Toledo como un auténtico “David” redivivo, destruye todo el “andamiaje” fujimorista, un auténtico “Goliat” que es derrotado por la resistencia pacífica del pueblo peruano y el liderazgo de Toledo.

Henrique Capriles Radonski, es el candidato de la oposición venezolana que viene repitiendo, paso a paso, la gesta de Alejandro Toledo. Como se sabe, Venezuela es un país donde no existe la independencia de poderes, donde las fuerzas armadas respaldan abiertamente al régimen, donde el gobierno cuenta con ingentes recursos económicos provenientes del petróleo que se emplean en el “gasto social” y donde la libertad de información casi no existe. El régimen “bolivariano” tenía por finalidad la perpetuación en el poder de Hugo Chávez. Una vez fallecido Chávez, Nicolás Maduro, a pesar que la Constitución se lo impedía, asume el mando como “delfín” y postula a la presidencia. Personalmente, creía que su triunfo iba a ser apabullante, porque aparentemente el “andamiaje” tan bien estructurado por más de una década tenía un gran sustento en la base social sobre todo por todos los programas de apoyo social que ha realizado el régimen chavista en los estratos populares. Me equivoque. El ansia de libertad es más importante en los pueblos que las “dadivas” que se reciben de los gobernantes de turno. El pueblo venezolano al votar por Capriles ha dicho que quiere libertad. Y a pesar que las elecciones no tuvieron observadores electorales internacionales de la Unión Europea o de la OEA, a pesar que no existió un acceso igualitario al tiempo televisivo, a pesar de las amenazas de los grupos bolivarianos en las calles y barrios populares, una importante parte de la población venezolana ha votado por Capriles. Esto en sí ya representa un triunfo. El triunfo de Henrique Capriles. Y la Historia de Venezuela no ha terminado aquí. Así como Venezuela no se ha detenido después de la muerte de Hugo Chávez, tampoco se detendrá con la investidura de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela con el “aval cómplice” (al decir de Mario Vargas Llosa) de los gobiernos de la UNASUR. La gesta de Henrique Capriles ha comenzado. Nicolás Maduro irá perdiendo legitimidad sobre sus gobernantes y el espíritu de la libertad en los venezolanos no podrá ser detenido ni por las balas ni por los tanques.

Henrique Capriles ha tenido el valor de enfrentarse a todo un “andamiaje” construido por más de una década en Venezuela para la perpetuación en el poder de una supuesta revolución bolivariana que sólo ha servido para el enriquecimiento de una camarilla política-militar y de un grupo de empresarios “amigos” del bolivarianismo. El pueblo venezolano, a pesar del inmenso gasto en “inclusión social” no ha salido de la pobreza y aunque se cuenta con la “ayuda” de Cuba en los programas sociales de salud y educación, la pobreza sigue allí, afectando a la mayoría de venezolanos que tratan de “sobrevivir” aprovechándose del dinero público que el petróleo  permite derrochar sin control. La mayoría de venezolanos no es “chavista”, esta elección lo ha demostrado con creces. A pesar de haber tenido un gobierno autoritario por más de una década, a pesar de todo el poder mediático, a pesar de que no existe división de poderes, a pesar de las cuadrillas de delatores y detractores “revolucionarios” que circulan por los calles con total impunidad, los venezolanos han demostrado con su voto por Capriles que están cansados de toda esa “farsa revolucionaria”. El pueblo venezolano ansia la libertad. Y cuando un pueblo quiere ser libre, no existe arma alguna que pueda servir para contener ese anhelo. Capriles y Maduro repiten ese combate Bíblico entre David y Goliat. Al final ya sabemos quién saldrá vencedor. El desmoronamiento del régimen chavista ha comenzado. Del valor en la resistencia pacífica que pueda oponer el pueblo venezolano a través del liderazgo de Henrique Capriles dependerá que todo el “andamiaje” chavista- recientemente avalado por la UNASUR- quede en el basurero de la Historia.

Lima, 25 de abril de 2013.

domingo, 21 de abril de 2013

HUMALA CONTRA HUMALA
Johnny Montalvo Falcón

 
La carrera política de nuestro actual presidente ha sido meteórica. En poco más de una década llegó a ocupar la más alta investidura de nuestra República. Para los “desmemoriados”, Ollanta Humala era un militar desconocido hasta el día 29 de octubre del año 2000, en las postrimerías del Fujimorato. Cuando ya se estaba desmoronando el régimen más corrupto de nuestra Historia, cuando ya se había producido la Marcha de los 4 Suyos y aparecido el vídeo Kouri-Montesinos, un desconocido comandante de nuestro Ejército en la lejana Moquegua, en el cuartel Arica de Locumba, decide realizar un “levantamiento militar” con su Pronunciamiento de rigor (costumbre de todos los golpes militares en el Perú), exigiendo la renuncia “inmediata” de Alberto Fujimori a la presidencia de la República, por haberse reelegido en unas elecciones “ilegítimas”. Es decir, nuestro actual Presidente nace a la vida política denunciando la ilegalidad de unas elecciones que para los diseñadores del Plan re-reeleccionista sí cumplía con las normas establecidas en nuestra Constitución y Leyes, y que había posteriormente recibido a la misión de la OEA que creó la famosa “Mesa de Dialogo” que finalmente posibilitó la caída del régimen Fujimorista. El “desconocido” comandante Ollanta Humala no avaló esa elección donde casi toda la prensa estaba “a favor” de un candidato y donde todas las “condiciones” favorecían abiertamente a un solo candidato. Humala se pronunció contra el régimen Fujimorista porque era “ilegal” al haber nacido de unas elecciones fraudulentas. Según sus seguidores esa fue su “gesta”.

Pero Humala ya nos tiene acostumbrados a sus “cambios”, a su “gran transformación” (la única que ha habido hasta ahora) permanente, a decir y desdecirse con facilidad. El Presidente pasó de un discurso radical y chavista en el 2006 a un discurso menos radical en el 2011. Y en el tránsito entre la primera y segunda vuelta del 2011 ocurrió su “gran transformación” que permitió el apoyo de los autodenominados “garantes” (Mario Vargas Llosa y Alejandro Toledo) y su posterior triunfo electoral sobre Keiko Fujimori por un estrecho margen de votos. En estos dos años Ollanta Humala mantuvo el modelo económico Fujimorista en “piloto automático” (como en los gobiernos de Toledo y García), pero parece ser que no lo hizo por “convicción” sino porque le permitía afianzarse en el poder y contar con el apoyo de la derecha y de los “poderes fácticos”, así como el beneplácito de la Embajada de los Estados Unidos y de la mayoría de países occidentales (recordemos el lobby de Salomón Lerner ante los Embajadores occidentales antes de ser candidato en el 2011). Ollanta Humala ha estado guardando su polo rojo chavista de la campaña del año 2006 para poder gobernar con relativa calma en estos casi dos años de mandato. Mientras tanto pareciera que tuviera una red de aparatos “paralelos” en el Estado peruano que obedecen directamente a él y a su esposa. Y en el Congreso, a través de dadivas y componendas (al estilo fujimorista de los noventa), ha sabido mantener la “estabilidad” necesaria para poder ir armando el proyecto reeleccionista a través de la candidatura de su esposa en el 2016. Ollanta Humala ha cambiado muchas veces pero parece que hay algo permanente en su voluntad política: quiere permanecer en el poder.

Como otros caudillos autoritarios de nuestro Continente y de nuestra propia vida republicana, Ollanta Humala cree que se necesita de su continuidad en el poder para que las cosas marchen mejor en el país. Y sus seguidores ya comenzaron la campaña en todas las redes sociales contra todos los posibles candidatos que son “corruptos” (Alan García), “viciosos” (Toledo), “autoritarios” (Keiko) y “perdedores” (Castañeda). En el imaginario colectivo del nacionalismo existe la justificación de la “perpetuación” en el poder porque “no hay mejores candidatos”. Los propagandistas del nacionalismo en todas las redes sociales e Internet no cesan en sus ataques a los políticos “corruptos” (ya no se dice “tradicionales” como en la época de Fujimori) y en dejar bien en claro que la única opción “democrática” y “decente” estará representada por Nadine Heredia en el 2016. Desde que comenzó este gobierno, Ollanta Humala y su entorno más íntimo han estado preocupados en ir destruyendo los “prejuicios” y antiguos temores que suscitaba su actividad política. Pareciera que Ollanta Humala se siente muy bien ocupando el cargo de Presidente y que le costaría mucho trabajo dejar el poder por lo que considera necesario mantenerse en el mismo a cualquier costo a través de la “reelección encubierta”. Muchos “líderes” de los demás partidos de centro y de centro derecha no ven con malos ojos al Presidente y es probable que se den muchas deserciones y “transfuguismos” en los próximos años sí es que la “opción Nadine” adquiriera fuerza y “legalidad”. Y la izquierda en el Perú, que ha sido “ingenuamente” apoyada por Lourdes Flores, PPK y hasta la CONFIEP, seguramente también dará su apoyo a la intentona de continuidad en el poder de los Humala-Heredia.

Y esto que se está construyendo desde las altas esferas del poder tiene y tendrá apariencia de “legalidad” y de respeto a las normas Constitucionales, que como dice el “oficialista” Heriberto Benitez en la “pirámide Kelseniana” tienen primacía sobre las demás normas. Ya un constitucionalista de prestigio, el doctor Francisco Eguiguren, ha señalado que la postulación de Nadine Heredia en el 2016 es legítima porque la Ley que actualmente lo prohíbe es anticonstitucional. Las Dictaduras siempre buscan la apariencia de legalidad para poder nacer, crecer y desarrollarse, sólo cuando son tan “necias” de considerarse “eternas” y pensar que no necesitan de esa “apariencia” es que comienza su proceso de derrumbamiento. Recordemos el desparpajo de la “interpretación auténtica” para permitir la re-reelección de Fujimori. La “legalidad” siempre es aducida por las Dictaduras, pero llega un momento en que respetarla constituye una traba, un mecanismo que impide ejercer el poder como al Caudillo le gusta. Esto es lo que sucedió en las postrimerías del Fujimorato. Esto es lo que está sucediendo en Venezuela el día de hoy. El ex dictador Hugo Chávez se servía de la apariencia de legalidad para continuar en el poder. Pero hoy en día hasta las elecciones se han convertido en una traba para su delfín, Nicolás Maduro. Este personaje, que parece haber salido de alguno de los cuentos de García Márquez hoy en día no sabe cómo utilizar el gigantesco “andamiaje” construido por su predecesor para poder mantenerse en el poder. Maduro no ha podido siquiera ganar contundentemente una elección a pesar de todas las irregularidades que se han cometido en ese proceso electoral que ha sido más escandaloso y descarado que el de Fujimori en el 2000. Y he aquí otra “gran transformación” de Ollanta Humala que fue capaz de levantarse en armas aludiendo el derecho de insurrección contra un gobierno “ilegitimo” y que ahora, dando otra vuelta de 180 grados, felicita al ganador de un proceso electoral irrito, y se da el trabajo de llamar a todos los presidentes de UNASUR para ir a avalar el resultado de unas elecciones que fueron más fraudulentas que las del Perú en el año 2000. Humala contra Humala.

Hagamos un esfuerzo para comprender todo el “montaje” de este “apoyo” de UNASUR a la elección de Nicolás Maduro en Venezuela. En Perú el presidente Ollanta Humala es uno de los primeros (sino el primero) en felicitar el triunfo de Maduro y éste señala que ha recibido “consejos” del presidente peruano. Pero Ollanta Humala todavía quiere respetar las “formas” democráticas porque todavía no es un Dictador y acude a “negociar” con la bancada de Perú Posible para conseguir el apoyo en el Congreso para la autorización de su viaje a Venezuela (de acuerdo al numeral 9 del artículo 102° de la Constitución). Alejandro Toledo, critica las elecciones en Venezuela, pero llama a todos los miembros de su bancada para que den su voto a favor del viaje del presidente a Venezuela (según versión del dirigente de Perú Posible, Daniel Mora), el “garante” se compromete así más con el Gobierno ¿a cambio de qué? (todavía esto no se sabe). Pero aún con este as bajo la mano, Ollanta Humala, no quiere quedar mal ante la Embajada de Estados Unidos y mientras envía a su esposa a Washington, él como presidente pro tempore de la UNASUR convoca a los presidentes para una reunión extraordinaria que tiene en la Agenda “apoyar el proceso democrático en Venezuela”. En el conclave de madrugada Humala expresa su apoyo a Nicolás Maduro pero por presión de Brasil y Colombia se acepta el “reconteo de votos” planteado por el candidato Capriles, a cambio del reconocimiento “formal” de UNASUR a la elección de Maduro (según lo señalado en una entrevista a “El País” por Ricardo Hausmann, exministro venezolano y profesor de Harvard University). Y como al presidente de la República le corresponde dirigir la política exterior del Estado y las relaciones internacionales (según el numeral 11 del artículo 118° de la Constitución), viaja con todos los demás mandatarios a la investidura presidencial de Maduro, justificando su proceder en una apariencia de “legalidad” y de respeto a la Constitución y a los tratados internacionales.

Debo añadir que según el artículo 55° de nuestra Constitución “los Tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional”, por lo tanto, el Tratado de UNASUR conforma nuestro ordenamiento jurídico. Y como el artículo 118° de la Constitución señala en su primer numeral que corresponde al presidente de la República “cumplir y hacer cumplir la Constitución y los Tratados, Leyes y demás disposiciones legales”, entonces nuestro actual presidente ha procedido en el más absoluto respeto de nuestro ordenamiento jurídico! Y este "proceder" continuará así hasta con la postulación ilegal de su esposa. Si bien es cierto que la UNASUR fue una organización creada por el difunto dictador Hugo Chávez para contraponerla a la OEA, también es cierto que UNASUR se viene convirtiendo más en una organización internacional de carácter político que sirve a los intereses “imperiales” de Brasil y su política de “hegemonía” en la región sudamericana, así como en un mecanismo de legitimidad para los procesos reeleccionistas que están “de moda” en la región sudamericana desde los años noventa. El continuismo en el poder es el único punto en común que comparten los gobernantes de derecha e izquierda (Castro y Pinochet, Lula y Santos). Los gobernantes sudamericanos se creen “iluminados”, “predestinados”. Muchos de ellos se creen “salvadores” de Repúblicas que viven sumidas en la inflación y la violencia delictiva como Venezuela, o en el desbarajuste económico y la crisis política como Argentina. Ollanta Humala se va sumando con su reciente proceder a ese grupo de gobernantes que cree que a través de un “reconocimiento internacional” se puede avalar el continuismo en el poder y el resurgimiento del autoritarismo en toda la región. Humala contra Humala. Se vienen malos tiempos para la Democracia en Sudamérica.

Lima, 19 de abril de 2013.

viernes, 12 de abril de 2013

LA PRECAMPAÑA ELECTORAL DE NADINE HEREDIA


LA PRECAMPAÑA ELECTORAL DE NADINE HEREDIA
Johnny Montalvo Falcón

 
Un sarcástico PPK señaló hace poco que Nadine Heredia no estaba utilizando recursos públicos para hacer una campaña electoral, sino que estaba realizando su “precampaña”. Estaba en todo lo correcto. Si analizáramos la trayectoria de la esposa del mandatario peruano desde que la “familia presidencial” asumió el poder el 28 de julio del 2011 observaríamos fácilmente que su protagonismo ha ido in crescendo hasta el punto de haber señalado hace unos días cuando estaba en uno de sus viajes con recursos públicos que Ollanta y ella “eran un equipo”. Con esto queda demostrado lo que se susurra en todo tipo de recepciones incluyendo las diplomáticas, que Nadine Heredia cogobierna con su esposo. Esto que jamás sucedería en una Democracia (nosotros elegimos a Ollanta Humala no a su esposa), no tendría nada de malo si no fuese porque Nadine Heredia estaría en los planes del Partido Nacionalista para ser su candidata en las elecciones del 2016. Y aquí surgen primero el problema legal: ¿puede postular a la presidencia siendo esposa del actual mandatario?, y el segundo no menos importante, el problema ético: ¿puede Nadine Heredia hacer uso de los recursos públicos para forjar su candidatura y aprovecharse de las inauguraciones, los programas sociales y sus visitas al interior del país para fortalecer su imagen? En cualquier caso, si Nadine Heredia tiene pensado postular es mejor que lo diga de una vez y actúe como los demás candidatos sin aprovecharse de toda la parafernalia que el Estado, con dinero de todos los peruanos, le está brindando “gratuitamente”, precisamente por ser esposa del presidente.

Ollanta Humala ha sido el hombre que ha realizado el giro más radical en su vida que cualquier otro hombre a escala planetaria. Hay que reconocerle el mérito de haber “traicionado” a quienes lo apoyaron para llegar al poder desde el año 2006 al haber dado un cambio de 180 grados en su propuesta primigenia. El 2006 Ollanta Humala tenía apoyo del fallecido Hugo Chávez para impulsar la revolución bolivariana en el Perú, cosa que gracias a Dios no sucedió. El lapso entre la primera y la segunda vuelta del año 2011 fue marcado por la “gran transformación” (la única que ha habido porque se sigue con el modelo económico diseñado por Fujimori) del excandidato chavista al “nuevo” Humala que llego a ser presidente de la República por escaso margen (que lo recuerden los desmemoriados: Humala no obtuvo una victoria apabullante sobre Keiko Fujimori). Pero en ese lapso Ollanta Humala juró y prometió de todo. Y entre esas promesas estuvo la de no buscar la reelección ni modificar la Constitución en ese sentido. El tema de la reelección no sólo nos afecta por nuestra Historia Republicana plagada de intentos de perpetuación en el poder o caudillismos que siempre terminaron en crisis políticas y grandes escándalos de corrupción. También existe una “Constitución Histórica” que rechaza ese intento de perpetuación en el poder desde que Bolívar aprobara su Constitución “Vitalicia”. Se puede decir que por más simpatías que sintamos por un personaje o caudillo siempre terminamos odiando o vituperando al que se quiso “pasar de vivo” y trató por cualquier medio de quedarse en el poder. El caso de Alberto Fujimori es patético. Recibió el 90% de apoyo popular el día que disolvió el Congreso el 5 de abril de 1992 y hoy en día no tiene esa cifra contundente para poder lograr siquiera su indulto (gracia o “piedad” presidencial) a pesar de que sí existe el consenso de que gracias a él se pudo recuperar el país de la debacle en que lo había dejado el primer gobierno de Alan García y de haber detenido el avance del terrorismo. Fujimori fue un “héroe” el 5 de abril de 1992 (también algunos años después con el rescate de los rehenes de la residencia del Embajador de Japón) y hoy es un “villano” para todos los que se autoproclaman “decentes”.

Otro de los motivos por los que en toda América Latina se ha “detestado” históricamente la reelección en cualquiera de sus variables es porque siempre genera corrupción. Estar en el poder por mucho tiempo, aunque sea a través de un mismo Partido (como el PRI en México o la Concertación en Chile), siempre conlleva los riesgos de que se puedan cometer abusos por quienes se creen “intocables” por poseer el poder político. Aquí somos tan desmemoriados que no recordamos que los funcionarios una vez que asumen el poder ya hacen reuniones en restaurantes para decidir temas de Estado (como Omar Chehade que ahora nuevamente aparece en los medios como si no hubiera pasado nada) o contratan a sus familiares o amantes aunque no tengan ninguna calidad profesional, o sencillamente negocian acuerdos por casi dos décadas! Pareciera que el poder en sí mismo conlleva la corrupción en este país donde la exdirigente de Perú Posible, Enith Chuquival proclamaba que había que dedicarse a la política “para hacer platita”. Más aún la continuidad en el poder. El continuismo en materia de poder político es malo en su esencia. Y no hablo de la continuidad que debe existir en los lineamientos de políticas de Estado, me refiero más bien al continuismo de una sola opción política. Eso que existió en los antiguos regímenes comunistas desapareció con el odio más encendido de millones de personas que fueron engañadas por todo un aparato estatal construido durante décadas para mantener el “continuismo” del Partido Comunista Ruso. Todo continuismo en el poder lleva necesariamente a la Dictadura, sea de “derecha” o de “izquierda”. El general Franco y Fidel Castro gobernaron España y Cuba respectivamente, por 40 años o más! Pero hay algo más penoso que tenemos que reconocer en las defunciones de las Democracias, estas siempre suceden con amplio respaldo popular y con una apariencia de legalidad. El Perú ya sabe de esto también porque si no fuera por el expresidente Alejandro Toledo y su Marcha de los 4 Suyos, la mayoría de peruanos hubiera seguido pensando que vivíamos en una Democracia con Fujimori, porque había elecciones cada 5 años, había Congreso y se promulgaban Leyes y aparentemente había libertad de expresión! A pesar que parecía que Fujimori no iba a caer por todo el “andamiaje” construido para preservar el poder durante una década, Alejandro Toledo pudo tirarse abajo la última Dictadura que hemos tenido en el Perú.

Pero precisamente lo que no pudo hacer Alberto Fujimori, quizá lo podría hacer realidad la actual “pareja presidencial”. Es fácil elaborar un PLAN NADINE para  lograr su elección el 2016. Veamos los presupuestos para lograr esa candidatura. Nadine es más inteligente que su esposo (lo reconocen todos), es más carismática y tiene mayor simpatía. De otro lado cuenta con ingentes recursos públicos que son usados descaradamente desde el 2011. Ya se tiene financistas (entre ellos Salomón Lerner), ya se tiene un publicista (Luis Favre), se podrían lograr aliados en la izquierda (¿Susana Villarán?) y en todas las ONGs y los llamados “caviares” en caso de darse una segunda vuelta con Keiko Fujimori. Se pueden ir destruyendo todas las probables candidaturas desde ahora comenzando con Alan García quien puede ser acusado hasta de promover el Narcotráfico en el Perú por el tema de los indultos además de su sanbenito de “corrupto” que tiene por el caso de los Petroaudios. Luego cuando el “aliado” retire su apoyo descargar todas las baterías contra Alejandro Toledo y no sólo con el tema de la casa de su suegra sino sabe Dios todo lo que se puede inventar desde el poder (y esto ya lo experimentó Toledo en las postrimerías del Fujimorato). Se podría hundir un poco más a Castañeda que para el Nacionalismo salió “golpeado” del intento de vacar a Susana Villarán, pero eso sí, manteniéndolo como candidato para dar la imagen que se respetaron las formas en la elección de Nadine. Sin enemigos de peso por haber sido “eliminados” los “corruptos”, sólo quedaría Keiko Fujimori por contar con un respaldo en los sectores populares que nadie puede negar. Por esta razón, todo el equipo de campaña de Nadine Heredia trabajará para lograr el “escenario ideal” de segunda vuelta en el 2016: Keiko Fujimori ha sido elegida para posibilitar el continuismo de la “pareja presidencial”. En su mentalidad, los partidarios de la REELECCIÓN ENCUBIERTA ya vienen trabajando mucho en el tema de difundir en las redes sociales que todos los exgobernantes han sido corruptos (Alan y Toledo están en este rubro), que Castañeda no aclaró lo de Communicore y “perdió” frente a Villarán, que lo mejor para el país es que los nacionalistas continúen en el poder para llevar a cabo la gran transformación (la misma que Humala pregonó antes del 2011). Y lo último que están difundiendo es que los que se oponen a la candidatura de Nadine son “machistas”!!!!

Me resisto a creer que Nadine Heredia pueda llegar a convertirse en presidente del Perú, pero tomando en consideración que las fuerzas democráticas están divididas (Alan y Toledo no se pasan y el único partido que existe está siendo cuestionado sistemáticamente), que el sector empresarial apoyó la dictadura de Fujimori y no es precisamente el poder fáctico “más democrático”, que los militares apoyaran a su “comanche” (por eso del “espíritu de cuerpo” y sobre todo los artilleros del Ejército) y que nunca sabemos cómo decidirá su voto el pueblo peruano, es más que probable que con un eventual triunfo de Nadine Heredia se inicie en el Perú una Dictadura que nunca sabríamos cuando acabaría (si Nadine postula en el 2016 ¿que nos garantiza que Ollanta no postule en el 2021?). La Democracia peruana nuevamente se encuentra en peligro. Estamos advertidos.

Lima, 11 de abril de 2013.